Ideas prostituidas al placer de los ojos no ociosos, de las bocas abiertas, de las manos que juegan, de los dedos habilidosos, de las imagenes entrañas y, por supuesto, de las letras ensangrentadas. De aqui no salen y aqui se quedan, todas tiene cabida en este no espacio que se llena, siempre y cuando todas ellas sean putas pero muy putas
viernes, 15 de octubre de 2010
Manifiesto que...
Sólo amo lo que se ha escrito con la propia sangre, de todo cuanto se ha escrito. Escribe con sangre y aprenderás que la sangre es espíritu. No es fácil comprender la sangre extraña. Detesto a todos los perezosos que leen. Aquel que conoce al lector, ya nada hace por el lector. Un siglo más de lectores y hasta el espíritu olerá mal. Si todos tuvieran el derecho de aprender a leer, a la larga se estropeará no sólo la escritura, sino también el pensamiento. En otros tiempos, Dios era el espíritu. Después se hizo hombre. Ahora se ha elevado al populacho. Quien con sangre escribe máximas, no quiere ser leído, sino que se le aprenda de memoria. El camino más corto sobre las montañas va de una cima a otra; pero para seguirlo es preciso poseer largas piernas. Las máximas deben ser cúspides y aquellos a quienes se habla, hombres grandes y vigorosos. El aire ligero y puro, el peligro cercano y el espíritu lleno de una alegre malignidad; todo esto compagina bien. Quiero ver a los duendes a mi alrededor, pues soy valeroso. El valor que ahuyenta los fantasmas se crea sus propios duendes. El valor quiere reír. No me hallo en comunión de alma con vosotros. Esta nube que veo por debajo de mí, esta negrura y esta pesadez de que me río es vuestra tormenta. Vosotros miráis a lo alto cuando aspiráis a elevación. Y yo miro hacia abajo porque estoy ¿Quién de vosotros al mismo tiempo puede reír estar alto? Quien se cierne sobre las más altas montañas, se ríe de todas las tragedias de la escena y de vida. Valerosos, despreocupados, burlones, violentos: así nos quiere la sabiduría es mujer y no puede sino a un guerrero decís vosotros «La vida es pesada de llevar.» Pues ¿a qué vuestro orgullo de la mañana y vuestra sumisión de la tarde? La vida es dura de llevar; ¡pero no os pongáis tan tiernos! Todos somos burros y burras agobiados de carga. ¿Que tenemos nosotros de común con el capullo de la rosa que tiembla porque lo oprime una gota de rocío? Verdad es amamos la vida; pero no porque estemos habituados a ella, sino al amor. En el amor siempre hay un poco de locura. Pero también siempre hay un poco de razón en la locura. Y para mí, también para mí, que me encuentro a gusto con la vida, las mariposas y las burbujas de jabón, y todo lo que entre los hombres se les asemeja, me parecen ser los que mejor conocen la felicidad. Deseos de cantar y llorar siente Zaratustra cuando ve revolotear a las pequeñas almas ligeras y locas, encantadoras e inquietas. Yo sólo podría creer en un dios que supiese bailar. Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo y solemne. Era el espíritu de la pesadez. Todas las cosas caen por su causa. Es con la risa y no con la cólera como se mata. Adelante; matemos al espíritu de la pesadez! He aprendido a andar; desde entonces me abandono a correr. He aprendido a volar; desde entonces no espero a que me empujen para cambiar de sitio. Ahora soy ligero. Ahora vuelo. Ahora me veo por debajo de mí. Ahora baila en mí un dios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Evidentemente, no es mia, si lo fuera no estaria yo aqui...estaria muerto!!!!!!
ResponderEliminar